La espiritualidad en el arte
Tomo prestado del título de un libro la denominación de este artículo.
Por lo que me sugiere.
Leí en su tiempo este libro, hace tanto que apenas si recuerdo su contenido.
Las lecturas del pasado pasan a adherirse como poso en la memoria.
Quiero reflexionar sobre lo que yo manejo en mi mente sobre el proceso creativo.
Para comenzar me situaré en la acción, en el acto creativo.
Me embriaga y hace que se detenga el tiempo.
Mis primeros pasos me encaminaron hacia la plasticidad.
Me manifiesto persona, mujer, con mirada. Estos ojos mios ya, dicen, llamaron la atención el día que nací.
En la clínica donde mi madre me trajo al mundo todos los visitantes eran advertidos de mi presencia y aunque les hablaran de mis ojos, oscuros y grandes, venian a verme pero se iban sin verlos. Dormía plácidamente.
El mundo me acogió y sin embargo siempre manifesté inconformismo e inquietud.
Dentro de mí se movia el deseo de explorar, de conocer. Explorar el mundo interior. Conocer todo aquello y quienes estaban a mi alrededor. Sigue este impulso dentro de mí.
Los momentos mejores son los de la acción creativa tanto en lo plástico como en lo mental.
Me gustó soñar y viajé a traves de los mundos que otros crearon, o desvelaron.
Abriose la puerta del mundo a través de mi mirada.
Hubiera sido feliz en mundos pasados y en mundos futuros. Pienso que no hay temporalidad que me contenga. A veces se hizo dificil este viaje. Es un viaje en soledad. En el camino compañeros y compañeras de viaje, nunca alguien con quien seguir a lo largo del camino. Aquellos me enseñaron a manifestar a reconocer a ver tanto de lo que conozco de mi misma.
Languidezco y muero cuando el estado anímico en que me pueda encontrar me impide abordarme en la búsqueda y descubrimiento.
Como viviente sociable que soy comunico al mundo mis inquietudes.
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